Ya sabemos que alguien nos acusará de románticos, otros de conformistas y aquellos de dóciles resignados a las extrañas circunstancias por las que atraviesa la sociedad cubana con sus apagones en el protagonismo de la contemporaneidad.
Preferimos darle otra lectura y evocar la sentencia de que “los cubanos se ríen hasta de sus propias desgracias”. En otras palabras: siempre les sacan lascas a los más cruentos tropezones de la cotidianidad.
Los apagones, aunque irritables, molestos, desesperantes e inoportunos, tampoco escapan a esos destellos humorísticos y de oportunidadesque siempre les agregan los cubanos.
En Cuba, los cortes de electricidad han sido una realidad con la que muchos han tenido que aprender a convivir. Aunque este desafío puede parecer desalentador, también nos brinda el chance de explorar soluciones innovadoras y de reforzar la resiliencia desde la unidad comunitaria.
Los pronósticos indican que la solución al tema “pica y se extiende”, como se dice en el argot beisbolero, tan popular en Cuba. Es largo el plazo a vencer para iluminar definitivamente el camino de los antillanos. Habrá que buscar alternativas que desemboquen en soluciones creativas y perdurables.
Las interrupciones en el servicio impulsan a pensar en opciones energéticas más sostenibles. La energía solar, por ejemplo, emerge como una expectativa viable y eco-amigable que puede aliviar la dependencia de fuentes energéticas tradicionales.
En un país tropical, de clima cálido y que como reza el viejo slogan “es un eterno verano”, la inversión en paneles solares para hogares y comunidades no solo proporciona una fuente de energía más estable, sino que también nos acerca a un futuro más verde.
Generar electricidad eólica o hídrica son también alternativas para nada desdeñables en aquellos escenarios donde las condiciones naturales lo permitan. En la mayor de las Antillas éstas posibilidades no se explotan al máximo, como lo exigen las circunstancias actuales.
En la aspiración inmediata de la gran mayoría de las naciones el mundo, sobre todo las subdesarrolladas como lo es Cuba, contar con opciones alternativas para la generación eléctrica es un elemento trascendental que no se puede descartar.
Sin embargo, ya sabemos de Fyodor Dostoievski Póster que “mientras más oscura es la noche, más brillante son las estrellas. ¡Cuanto más profunda es la pena, más cerca está Dios”!
Los cubanos parecen haber aprendido muy bien la lección y demuestran que la fuerza de la comunidad brilla más fuerte en estos percances. La adversidad tiene una forma única de unir a las personas. Los apagones también nos recuerdan la importancia de la solidaridad y el apoyo mutuo.
Es normal que los vecinos compartan recursos, desde cargadores solares hasta alimentos que no requieren refrigeración. Eso refleja el espíritu comunitario que prevalece en tiempos difíciles. Este respaldo refuerza la cohesión social y recuerda que juntos se puede enfrentar cualquier desafío.
Desde la misma formación de la nacionalidad cubana, la hermandad ha sido muy sólida, y ésta circunstancia de los apagones no es menos, si de probarlo se trata. Como no: habrá que asimilarlo alzando la voz; pero también con resiliencia,creatividad, innovación, redescubriendo la belleza de la sencillez.
La falta de electricidad nos invita a reconectar con placeres simples que a menudo olvidamos en la vida moderna. Las noches a la luz de las velas se convierten en el escenario perfecto para conversaciones en familia, la lectura o simplemente para apreciar el silencio.
Ese tiempo nos permite desacelerar, reflexionar y reconectar de manera más significativa con nosotros mismos y con nuestros seres queridos.Es insuperable la escena de los amigos cantando alrededor de una hoguera, haciendo chistes o rememorando sus inolvidables historias.
Muchos abuelos, tíos y padres de hoy “agradecen” a los apagones el regreso de ese segmento para compartir en familia, sobre todo cuando el móvil, la laptop o el tablet quedan sin carga.
Vuelven las tertulias íntimas, los juegos de palabras, las obras que la tradición oral ha inmortalizado o los inacabables interrogatorios infantiles a los adultos para que confiesen pasajes de sus años mozos.
Es un ambiente hermoso que vuelve a rescatarse. Y se olvida por instantes, el trago amargo que es la interrupción del servicio eléctrico, algo tan imprescindible en estos tiempos.
Es cierto que los adelantos tecnológicos nos hacen dependientes en un alto por ciento de la electricidad; sin embargo, hay que reinventarse y buscar una luz de esperanza más allá del trance.
Mientras se escudriñan las soluciones o las alternativas, también se pueden tomar medidas prácticas para minimizar el impacto de los cortes de electricidad.
Esto incluye, por ejemplo, preparar kits de emergencia, aprender técnicas de conservación de alimentos sin refrigeración, alistar el abanico para apaciguar el calor. Estar preparados nos empodera y reduce la ansiedad frente a los imprevistos.
Toda circunstancia tiene su perspectiva positiva. Hay que enfocarse en las soluciones, en las oportunidades de crecimiento y la fortaleza de la comunidad para aliviar el peso de este acontecimiento de la realidad cubana.
Si bien son desafiantes, los cortes de electricidad en Cuba ofrecen la oportunidad de crecer, innovar y fortalecerse como comunidad. Al enfrentar este desafío con creatividad, solidaridad y preparación, se puede no solo superar las dificultades actuales, sino también avanzar hacia un futuro más sostenible. Juntos, siempre se podrá encontrar la luz al final del túnel.
Los cortes de electricidad en Cuba, lejos de apagar nuestro espíritu, encienden una chispa de innovación y solidaridad. En msmmystore.com, te invitamos a transformar estos desafíos en oportunidades para unirnos y avanzar hacia la sostenibilidad. Juntos, podemos explorar soluciones renovables y construir una comunidad más resiliente. Únete a nosotros en la búsqueda de luz en cada sombra, forjando un futuro brillante y esperanzador para todos.