Cada mañana, al despertar, doy gracias a Dios por un nuevo amanecer. Frente a mi hogar, bajo la atenta mirada de una puerta que proclama la presencia divina, capturo con mi cámara el primer respiro del día, sellando mi gratitud en una imagen que me acompaña en la jornada que comienza.
Este día, particularmente bendecido, me llevó desde la sencillez de mi santuario personal hasta la vasta extensión del río Kissimmee. Me embarqué en una odisea, no solo para capturar la belleza de la naturaleza con mi lente sino también para sumergirme en la serenidad que solo las aguas estancadas reflejan.
En la orilla, mi alma encontró un maestro en Henry, el Cubano de varadero, que me extendió la vara de pescar como quien extiende un puente entre dos mundos. Y mientras aprendía el arte de la paciencia y la recompensa, capturé más que un pez: capturé momentos de conexión pura con el fluir de la vida.
Mi lente también encontró una pasión en lo inusual, en las torres de teléfono que se alzan como modernos obeliscos, conectando nuestras voces y susurros a través de cables y ondas. Estas estructuras, a menudo ignoradas, se han convertido en mis musas, capturadas en una colección que crece día a día, un eco de mi fascinación por la intersección de la humanidad y la ingeniería.
La fotografía que les presento hoy es un espejo del cielo en la tierra, un reflejo invertido donde los árboles, el sol poniente y el cielo se unen en las aguas tranquilas del río. Es una imagen que habla de la simetría divina y de la paz que se encuentra en los detalles más sutiles de nuestro mundo.
Con el crepúsculo, mi corazón espera la luna llena, símbolo de renovación y esperanza. Y mientras la noche despliega su manto estrellado, me siento profundamente agradecido por estos momentos de belleza y reflexión, por mi hogar bendecido y por cada torre que, en su silenciosa vigilia, me recuerda que estamos todos, de alguna manera, conectados.
“En el instante perfecto, la luna asomó, desafiante y luminosa, antes de que un manto de nubes la envolviera en su abrazo nocturno. Este destello fugaz, capturado en ‘Espejo Urbano: La Luna entre Nubes’, es un recordatorio de la fugacidad de los momentos hermosos y del don de estar en el lugar y tiempo correctos para atestiguarlos. Comparto con ustedes este breve encuentro con la luna, un interludio de luz en la quietud de la noche.”
Gracias “DIOS“ por todo.