Desde el corazón vibrante de Cuba, tierra fértil para el béisbol y cuna de grandes talentos internacionales, se levanta la inspiradora historia de Don Villalobos. Más que un artesano, es un visionario cuyos bates son el símbolo tangible de sueños realizados y esperanzas materializadas.
Su dedicación ha catapultado la majestuosa madera de Majagua Azul desde los campos beisboleros de la Serie Nacional de Cuba hasta resonar en los estadios de la Major League Baseball (MLB), de Estados Unidos de América.
La majagua es un árbol natural de Cuba, que llega a medir hasta 15 metros de altura, con el follaje tomentoso-aterciopelado. Este vistoso árbol se caracteriza por sus flores grandes, solitarias, de pétalos amarillos que se vuelven rojos al madurar. Su flor es altamente melífera.
En el siglo XVI su madera fue llevada a Europa para construir palacios y obras de arte. La majagua es el árbol nacional de Jamaica. Aporta madera de textura media, medianamente dura y resistente, fácil de trabajar y durable. Es muy útil para muebles finos, artesanía, carpintería y artículos deportivos. Los retoños, raíces y corteza tiernos son comestibles y medicinales.
El bate, término que proviene del inglés bat, es un objeto utilizado en algunos deportes como el criquet, el pesapallo, el sóftbol y el béisbol. Según la disciplina a practicar el bate tiene un peso y tamaño diferentes. Es duro y liso, y comúnmente hecho de madera; aunque también se fabrican de aluminio.
El origen de un sueño empoderado
“Nací el 25 de diciembre de 1964. Fui sietemesino y mi abuela me puso Don, porque vio que yo traía un don. Desde muy pequeño me fascinó la pelota, como le llamamos popularmente al béisbol en Cuba, donde es deporte nacional. Yo fabricaba bates para los niños de mi barrio,” relata Don Villalobos.
Su nacimiento en una fecha tan significativa, compartiendo el día 25 del último mes del año con Jesucristo, ha sido una fuente de inspiración y fe a lo largo de su vida. Esta conexión divina y el temprano reconocimiento familiar de su talento han sido las llamas que encendieron el camino hacia la creación de la marca de bates Villalobo, un referente de excelencia y empoderamiento en el mundo del béisbol.
Fe, familia y un futuro Iluminado
La historia personal de Don Villalobos es un testimonio vibrante de certeza y perseverancia. “Le pedí a Jesucristo una familia, y mi fe nunca vaciló. Agradezco a Dios por todas las bendiciones recibidas,” comparte el artífice, al tiempo que refleja su profundo agradecimiento y la fortaleza de su esperanza.
La respuesta a sus oraciones en forma de una familia amorosa subraya la poderosa conexión entre su certidumbre y las manifestaciones de sus anhelos más profundos. Ver cada mañana sus sueños realizados es la mayor alegría que experimenta este hombre conocedor de los secretos que encierran los campos cubanos.
Un legado que resuena con fe en la MLB
“Mis bates ahora tienen contrato con la MLB. Soy grande, conocido en el mundo entero,” afirma Don Villalobos con confianza. Este logro no solo evidencia la calidad insuperable de su trabajo sino también su inquebrantable fe en su destino.
Este cubano ha demostrado que creer en uno mismo y en las propias visiones puede transformar el arte de crear bates en un legado mundial. Una vez más la perseverancia y la tenacidad se dan de la mano cuando la labor cotidiana y la seguridad conducen una empresa por los senderos del éxito.
Los bates Villalobo han sido cruciales en la consecución de records impresionantes en el béisbol cubano. Por ejemplo, el santiaguero Reutilio Hurtado ostenta la cifra de más jonrones con bases llenas (21), y el villaclareño Ariel Borrero, con el número más alto de dobletes (411), en la Serie Nacional. Ambos beisbolistas han alcanzado estas marcas utilizando el madero de Villalobo.
Invitación a empoderarse a través de un sueño
Don Villalobos extiende una invitación a todos a unirse a su filosofía de vida, que celebra la fe, el agradecimiento y la realización de los sueños. “Yo tengo fe” es un llamado a todos a empoderarse, creer en sus quimeras y perseguirlas con determinación, inspirados por la historia de un hombre cuyo legado trasciende el béisbol, fortaleciendo a otros a través de su ejemplo desde Cuba hasta las Grandes Ligas.
Este monumental logro subraya no solo la calidad insuperable de su trabajo, sino también la certeza inquebrantable en el destino, y en las propias visiones. Don Villalobos ha demostrado, desde una aldea cubana, que creer en uno mismo puede transformar el arte de confeccionar bates de béisbol en un legado reconocido mundialmente.
“Este artículo fue escrito por Miguel Soria, con la revisión y edición final realizada por EL Cope de CUBA, destacando el compromiso con la sostenibilidad y la conservación ambiental en la producción de bates de béisbol. Y fotos proporcionadas por Don Villalobos.”